Artículo de opinión: La metamorfosis de Fakfa

Así es, el Sema's se mire por donde se mire, se quiera como se quiera, se busque como se busque, se huela como se huela, el Sema's repito es un club mítico, místico, épico, Mio cidiense, herculano y pompéyico. Eso es así y no merece discusión con lo cual podría cerrar aquí este artículo y seguir contando la edad de mis muebles a partir de la dendocronología. Pero quiero decir porqué es así. No somos una suma de individualidades, ni tan siquiera somos individuos. Tampoco somos un equipo. Yo creo que somos un conjunto de átomos dispersos que sufrimos multiplicidad de reacciones químicas mientras jugamos y hacemos cosas que no haríamos de forma individual. Básicamente porque estaría mal visto socialmente.

Imaginaros por ejemplo al Ruperto que va a ver a su jefe para decirle que no esta del todo a gusto con su trabajo. El jefe, como criatura sin escrúpulos surgida del capitalismo, le dice que no es el momento de hacerlo y que se largue. Rubén, que es su nombre para el día a día, acepta lo que le dice su jefe y simplemente lo manda a la mierda por dentro. Pero si fuera Ruperto en vez de Rubén el que hablara con su jefe, la reacción sería muy distinta. Ruperto no agacharía la cabeza, bueno de hecho sí que lo haría pero al estilo Zidane y el jefe sería Materazzi. Junto a la agresión física se iría dando un portazo y diciendo bonitas frases aromatizadas con el toque de la casa “eres un desgraciado de mierda (el de mierda es una licencia del autor para reforzar el sentido despectivo por si no había quedado claro)”.

O sino pensar en el Jose. En el campo a veces pierde los nervios aunque cabe decir que lo hacía más antes que ahora. En cambio en su día a día... bueno mal ejemplo porqué en el día a día también pierde los nervios. Aunque es verdad que cuando alguien lo adelanta en el metro, no lo coge por la camiseta o le pega una travanqueta, lo cual ahora que lo pienso sería muy gracioso y más aún si viniera yo disfrazado de árbitro y te sacara una tarjeta amarilla. Luego apareciera el Berti diciendo “ets un cabrò”. Yo entonces le sacaría tarjeta amarilla al Berti, que empezaría a gesticular mientras diría “si no parlava amb tu, li estava dient a la iaia rival de la cadira que m'ha emputjat a l'entrar. No m'ho puc creure, jum això és increible”. Entonces aparecería un huevo Kinder, lo comeríamos, lo abriríamos y de dentro saldría la voz de la conciencia social que diría “Berti fill meu, no t'ho creus ni tu”.

Sí, el Sema's es así. Estas son solo unas pinceladas de algunos de sus integrantes. Pero quiero hablar de yo mismo, y lo haré el día que escriba mi biografía. De mientras prefiero decir algunas cosas de nuestro capitán. Lo más destacable de nuestro capitán es que no tenemos capitán. El último en ocupar tal cargo de dicho honor fue el Kike. Lo hizo tan bien, que al final de su mandato y sin tan siquiera llevarlo a votación el cargo desapareció. Somos un equipo sin cabeza, acefalo, anárquico (este es la típica frase en la que se usa la palabra anarquía o un derivado de ella en este caso. Es decir se le da un significado negativo, puesto que nos hacen creer que somos tan tontos que si no seguimos a alguien no sabremos que hacer con nuestras vidas, de lo que se desprende el enunciado facilito siguiente. Algo con cabeza, con jefe = bueno, ordenado, coherente y con rumbo; algo sin cabeza, sin nadie que nos diga que hacer=malo, desorden, anarquía. Construcción semántica abstracta y reaccionaria. Dicho queda). Bueno pues eso, que no tenemos capitán. Pero esa anarquía, ese desorden es lo que hace que empatemos un partido como el de la semana pasada caballeros, caballeras, caballos.

Fue un partido en el que tuvimos que sacar lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Yo me gané un billete sólo de ida al infierno tras amputarle la tibia a un rival cuando quedaba un minuto para el final. Mauri murió mientras jugaba pero su espíritu se reencarno, primero en una anémona y se murió al poco porque nació en el desierto y entonces volvió a reencarnarse, esta vez sí con éxito y lo hizo convirtiéndose en el nuevo Napoleón. Nuestro Julian Ross particular estuvo a la altura y a cambio solo ha perdido uno de los dos pulmones. Todos nos sacrificamos. Xavifú cuyo estado de forma es envidiable para una persona de 80 años, lástima que no lo es para una de 30, se demostró a si mismo que es capaz de jugar 3 minutos seguidos sin asistencia sanitaria. Todos estuvimos por encima de nuestras posibilidades, sobre todo en lo físico, excepto el Elías que es el único que se cuida y el Wilmar porqué como es portero no le toca correr. Acabamos tan mal, que cuando ya estábamos enviando cartas a Amnistía Internacional para pedir ayuda, nos pareció oír la voz de un tío desde la banda que decía “venga que remontem”. Creímos que eran las palabras más falsas de la Historia de la Mentira, pero increíblemente conseguimos empatar, un empate que supo a victoria.

EL FLACO